jueves, 28 de enero de 2010

Caleidoscopio_ Glup!




Una chica que no pida nada,
Un amigo que sea por siempre,
Un trabajo que dure al menos
Lo que tarde en pagar mis sueños

Una tasa de te con mis padres
A la orilla del calle calle
Un pasaje devuelta hacia atrás
Que me lleve a pasear donde niño
A mirarme a los ojos y tratar de entender
Que no era tan malo ser pobre

Un paseo de nuevo por el campo
Que tanto le gustaba a mi abuelo danilo

A veces quisiera quedarme
Sentado y no hacer nada
Pero algo me dice que te siga buscando
Más por mucho que busco no ahí nada

Hago más de cien canciones
Y de nada me sirve cantarlas
Si por mucho que quiera no tengo
A quien dedicarlas

Como quisiera amarte así de la forma más pura
Que exista, besos cien por ciento libres te toda prisa

Y yo no soy de los que andaban
Predicando que escuchaba a nirvana

Alguien me dijo un día
Todo lo que haces se paga
Pero nadie me dijo que el precio seria
Nunca haberme sentido tan solo

Sabes yo también me pongo triste
Cuando veo que el mundo es una mierda

El que dijo al mal tiempo buena cara
Tenía escondido en sus manos un paraguas
Yo no soy de los que piensan
Que un beso lo arregla todo

A veces quisiera quedarme
Sentado y no hacer nada
Pero cada segundo que pasa
Me siento más triste más lejos de casa

Hago más de cien canciones
Y de nada me sirve guardarlas
Si por mucho que quiera habrá
Siempre personas que nunca quieran escucharlas

Como quisiera amarte así
De la forma más pura que exista
Besos cien por ciento libres de toda prisa
Tus besos cien por ciento libres de toda prisa
Besos cien por ciento libres de toda prisa

Tus besos cien por ciento libres de toda prisa.

miércoles, 27 de enero de 2010

Enigma Norteño_ Amor de cuatro paredes



Desde el primer momento en que te vi,
me robaste la mirada, y como un loco te seguí
para ver cómo te hablaba y enamorado
quede de tu hermosura y tu mirada.
Nació un amor tan bonito
se entendieron nuestras almas,
y aunque no nos pertenecemos
en el amor no se manda.

Amor de 4 paredes nadie debe de saberlo
solo se que tu me quieres
yo por ti me estoy muriendo
y aunque pase lo que pase serás mía
aun que sea en silencio.

Seguimos Perdiendo La unica mujer




hoy me la he encontrado caminando
hoy me la he encontrado a la infeliz
que perdio el encanto
de todo mi pasado
que dificil es ver por venir
hoy me eh vuelto a sentir tan solo
creo recordar que fui feliz
la sonrisa suya era mi locura
que nunca jamas volvi a sentir

estoy perdido es la unica mujer que hay
y en mi delirio no creo poderla olvidar

estoy perdido es la unica mujer que hay
y en mi delirio no creo poderla olvidar

viernes, 1 de enero de 2010

Pablo Emilio Escobar Gaviria

(El Tablazo, vereda de Rionegro, 1 de diciembre de 1949 † Medellín, 2 de diciembre de 1993)

LA CAIDA


Un poco de Historia para aprender...


En la guerra contra Pablo Escobar, todo valía, incluso las alianzas con sus enemigos.
Durante años, los organismos antinarcóticos de Colombia e indirectamente de Estados Unidos, dependieron en buena parte de la información que les daban del mismísimo Cártel de Cali y de Los Pepes (Perseguidos por Pablo Escobar). Pero ésa era una realidad incómoda para aceptar.


El jefe del Cártel de Cali, Miguel Rodríguez Orejuela, explicó en sus propias palabras lo que oficialmente ninguno de los gobiernos beneficiados había querido admitir. Rodríguez, declaró a la Fiscalía General de Colombia que en la búsqueda de Pablo Escobar "las altas autoridades siempre estuvieron enteradas de que éramos nosotros los que poníamos en conocimiento y a su servicio toda esta valiosa información, así como en algunas oportunidades algunos informantes que fueron utilizados por ellos".

Al hablar de altas autoridades, explicó Rodríguez, se debía entender los presidentes de la República Virgilio Barco (1986-1990) y César Gaviria (1990-1994). Desde ese día, el gobierno abrió sus radios a la frecuencias del Cartel y los miembros de esa organización recibieron una clave secreta para ser reconocidos en las comunicaciones... se llamarían Los Canarios.





Aquel jueves 2 de diciembre de 1993, Pablo Escobar Gaviria se despertó, como solía, un poco antes del mediodía. Comió un plato de espaguetis y echó su grueso cuerpo de nuevo en la cama; pero esta vez con el teléfono inalámbrico. Siempre había sido un hombre pesado, pero en su vida de prófugo había aumentado unos diez kilos, y todos en la zona abdominal.

Lo cierto es que "fugitivo" no describe la vida de Pablo con precisión. La mayor parte del día la pasaba tirado en la cama, comiendo, durmiendo y hablando por teléfono. Contrataba a prostitutas, la mayoría adolescentes, para matar el tiempo. No se podía comparar con las espléndidas orgías que montara en el pasado, pero su dinero y su notoriedad todavía le permitían ciertos lujos.


Siempre estaba solo, las únicas personas que estaban con él eran su mano derecha y guardaespaldas Limón, su mensajero Jaime Rúa y su cocinera Luz Mila.

Ese día Pablo Escobar trató de comunicarse con su familia por teléfono varias veces sin éxito, los operadores de las centrales telefónicas estaban advertidos de esta posibilidad y cada llamada era interceptada por miembros de Seguridad que estaban rastreando las señales. Cuando Pablo logra comunicarse con su hijo Juan Pablo, haciéndose pasar por periodista, los puestos de rastreo fijos de Centra Spike y el Bloque de Búsqueda habían localizado la señal, triangulado sus lecturas y calculado que provenían de Los Olivos, un pequeño barrio de casas de dos plantas y tejas en hileras de Tequendama.




Ni bien localizaron la procedencia de la señal, "Hugo" (un agente de seguridad que durante años siguió a Escobar) y su compañero se dirigieron al barrio y se apostaron frente a la hilera de casas de dos plantas. Nadie podía saber en cuál se encontraba Pablo. Varias veces subieron y bajaron por la calle. "Hugo" comenzó a observar las casas detenidamente, una por una.

Y entonces lo vio. Era un hombre gordo, de pelo negro largo ondulado y barba, asomado a la ventana de la segunda planta. Sólo había visto a Pablo en fotos y, salvo el bigote, siempre había estado bien afeitado, pero la policía sabía que se había dejado crecer la barba, y además el tipo estaba hablando por teléfono contemplando desde arriba el tráfico de la calle. El hombre se metió rápidamente en la casa.

Años de lucha, cientos de vidas perdidas, miles de redadas inútiles, incontables millones de dólares, de pistas falsas y de horas y hombres, todas las meteduras de pata, los fallos, las falsas alarmas... y allí estaba. Por fin.

Un solo hombre en un país de treinta y cinco millones de habitantes, una tarea literalmente más difícil que la de encontrar la aguja en el pajar.


Hugo había encontrado a ese hombre rico, despiadado y disciplinado, que por sí solo había tenido en su puño al submundo criminal de su país y de buena parte del planeta, durante casi dos décadas; un hombre que en aquella urbe de millones era adorado como una leyenda. Hugo le indicó al resto de los agentes cuál era la casa.

Hugo sabía bien que solamente él y otro vehículo estaban en posición. Estaba seguro de que Pablo los había visto y que sus pistoleros no tardarían en llegar. Los dos compañeros de Hugo saltaron del coche y se colocaron a ambos lados de la puerta principal. Hugo entró por el callejón, contando las casas dio con la parte trasera de la de Pablo. Muertos de miedo pero con las armas cargadas, esperaron. Fueron unos diez minutos.

La puerta principal era pesada, de hierro. Fueron necesarios varios golpes para derribar la puerta que los separaba de Pablo. Los hombres de seguridad entraron corriendo en la casa. De inmediato comenzaron a sonar los disparos. Limón saltó desde la ventana de atrás al tejado apenas el equipo de asalto hubo irrumpido por el frente. Limón saltó, cayó sobre las tejas y comenzó a correr, los hombres del Bloque de Búsqueda desplegados en el callejón detrás de la casa abrieron fuego.

Docenas de hombres con armas automáticas se habían apostado a todo lo largo de la calle, algunos de ellos de pie encima de sus vehículos para mejorar su posición de fuego. Un francotirador incluso había trepado al tejado de la casa contigua. Fué así que Limón recibió varios impactos mientras corría, y su propia inercia, unida a la de los disparos, hizo que cayera del tejado al césped.


El segundo en salir fue Pablo. Tras ver lo que le había sucedido a Limón, se mantuvo junto a uno de los muros, el cual le ofrecía algo de protección. El agente apostado en la casa de al lado no tenía el campo libre como para disparar, así que hubo una pausa en el tiroteo mientras Pablo se deslizaba hacia el callejón con la espalda pegada al muro. Ninguno de los policías en la calle podía verlo, pero al llegar al final del muro, Pablo vio su oportunidad y se dirigió hacia la cima del tejado, para saltar y refugiarse del otro lado.

La andanada de disparos fue atronadora, y antes de llegar a la cima, Pablo cayó tendido boca abajo, desplazando varias tejas. Pero los disparos continuaban... los innumerables proyectiles que entraban por la ventana taladraban las paredes y el techo. En la calle y el callejón posterior todo el mundo estaba disparando hasta vaciar los cargadores. A los hombres del Bloque de Búsqueda les llevó varios minutos darse cuenta de que ellos eran los únicos que estaban disparando, y finalmente los disparos cesaron.


El francotirador del tejado gritó: "¡Es Pablo!" y los hombres subieron a ver. El mayor Aguilar levantó el cadáver por el hombro y lo dio vuelta. La cara ancha y barbuda estaba hinchada, salpicada de sangre. Aguilar tomó la radio y habló directamente con el coronel Martínez, con tanto entusiasmo que hasta los efectivos que llenaban la calle lo pudieron oír:
-¡Viva Colombia! ¡Hemos matado a Pablo Escobar!






Sin embargo, los rumores que se filtraron del procedimiento indican que cuando Escobar escapaba por los techos huyendo del Bloque, una bala le dio en un brazo y cayó herido en el techo. Cuando Pablo yacía herido en el tejado, uno de los agentes del Bloque lo ejecutó.
"Había tanta ansiedad, que eso puede haber sido posible', dijo el coronel Oscar Naranjo, quien dirigía el servicio de inteligencia de la Policía en esa época.

La alianza entre el Cártel de Cali, Los Pepes y los organismos antinarcóticos de Colombia y Estados Unidos tuvo un precio muy alto en la lucha contra el narcotráfico. Mientras los jefes del cártel posaban como los adalides contra el narcoterrorismo, y gozaban de un relativa libertad de acción como resultado de esa alianza, sus ingresos por el tráfico de drogas aumentó escandalosamente. Cuando la guerra contra Escobar culminó, el nuevo enemigo de hoy era el aliado de ayer.

Hasta aquí, algunos detalles más de la historia de Álvaro de Jesús Agudelo, el Limón, quizás el único aliado fiel entre tanto traidor, que cuidó de Pablo Escobar hasta el día de su muerte.